Si en lugar de decirle a la persona que todas las ideas y pensamientos que está teniendo son un síntoma más de su 'enfermedad', se le facilitaran herramientas para que pueda explorar y articular lo que está subiendo a su consciencia, la historia para la mayoría de las personas que experimentan angustia emocional sería muy, muy diferente.

...a veces las circunstancias te llevan a un punto de agotamiento total, no importa que tan consciente estés de lo que tenés que hacer para mantener el balance interno, a veces simplemente no es posible, y después hay que tomarse el tiempo necesario para recuperarse. 

Con el tiempo, he podido probar diferentes métodos que me han ayudado a establecer los patrones de sueño ideales para funcionar en el mundo de una forma balanceada; y muy importante para mí, hacerlo sin tener que depender de ningún fármaco psiquiátrico, cuyos efectos adversos son muy peligrosos cuando hay un uso prolongado de los mismos.

Palabras como 'enfermedad', 'cronicidad' y 'paciente' eran pronunciadas delante mío como si yo no estuviera en la habitación...

Asumimos que debemos tragarnos este tipo de ofensas y muchas veces, otras peores.  Porque la vocecita en nuestra cabeza nos dice: "No hay que perder la compostura", "¿Qué va a decir la gente?", "Una dama no se comporta así"

"...me dí cuenta que todo en el universo era perfecto, que el sufrimiento era una ilusión, un truco que nos juega nuestro 'envase humano' y que todas somos una misma con la consciencia universal suprema."

¿Qué pasa cuando las personas se encuentran frente a alguien que está en un estado de completa disociación y agitación psicomotora por primera vez, y nunca han estado expuestas a los Primeros Auxilios Psicológicos?

En 2014, a los 32 años y con un bebé de 7 meses, yo experimenté por primera vez lo que la psiquiatría define como 'Psicosis Aguda'.